Existen tres pasos cruciales para innovar en el aula
¡Es ahora!
El problema de la educación actual parece que pasa, y coincidimos una mayoría, por la creatividad e innovación en nuestras aulas. Una aspiración que difícilmente alcanzamos si no rompemos con las rutinas diarias y las formas de enseñar y aprender.
No es difícil observar aulas donde el libro de texto es la base de la enseñanza, donde los estudiantes continúan realizando una serie de ejercicios repetitivos y donde lo que cuenta es una serie de exámenes que exigen memorización.
También, es fácil encontrar prácticas docentes donde el estudiante tiene un papel activo en el aula. Espacios donde se alterna la pizarra con otra serie de actividades, dentro y fuera del aula, con una finalidad: crear para aprender y aprender para crear.
¿Cómo alcanzamos el objetivo?
Tres acciones contundentes
Parece que legisladores y dirigentes, con escasa visión de futuro y del presente, no han advertido que uno de los objetivos de la educación pasa por emocionar y motivar al estudiante para que se adueñe de su proceso de aprendizaje.
Por ello, la creatividad e innovación son magníficas herramientas para lograr estos propósitos. Modificar currículos de las materias en base a diferentes contenidos y cargas lectivas diversas, no supone avance alguno en este aspecto. Incluso, estamos retrocediendo si aplicamos reválidas o pruebas diagnósticas que sólo nos llevan a enseñar buscando unos resultados uniformes.